Siempre aspiramos a querer más, a no satisfacernos nunca, a no contentarnos con lo que tenemos, a comprar por comprar... Pero.. ¿es eso la verdadera felicidad? ¿Consiste simplemente en tener muchas cosas?
Y si ahora dijera que no hace falta tanto... Pensaríais que estoy muy loca.
¿Qué ha pasado con los pequeños detalles? Una simple sonrisa de alguien a quien queremos, un abrazo de esos que te hacen sentir que todo tiene solución y que nada puede ir mal, una tarde con los amigos, escuchar tu canción favorita en la radio...
Siempre pensamos que la felicidad es algo inalcanzable y que todo es mentira. Siempre la andamos buscando sin darnos cuenta que la tenemos justo delante; está formada por todos esos pequeños detalles que día a día consiguen hacernos ver las cosas desde otra perspectiva, que nos provocan sonrisas en días nublados, que nos enseñan que hay motivos suficientes para seguir adelante a pesar de todas las circunstancias adversas que nos podamos encontrar a lo largo de nuestra vida.
Sonará a cursilada, pero si nos paramos a pensar y encontramos un ratito en el que reflexionar llegaremos a la misma conclusión. Y si no, probad. Una noche antes de acostaros repasad mentalmente el día, os daréis cuenta de que los pequeños detalles son los que han conseguido una sonrisa.
Por todo esto y más, pase lo que pase nunca pierdas la esperanza ni las ganas de vivir. Hay un millón de cosas por hacer en el mundo, muchas experiencias que aún quedan por vivir y, sobretodo, muchas sonrisas por sacar.
Decimos siempre que los sueños son solo eso, sueños; pero nosotros podemos vivir nuestra vida como si fuera un sueño o un sueño en vida. Tenemos que recordar que nunca estaremos solos si sacamos lo mejor de nosotros e intentamos vivir cada día como si fuera único e irrepetible. Hay que ser honestos, amables y cuidar de las personas que nos quieren ya sean familiares, amigos, pareja... Porque los mejores momentos son los que vivimos con ellos y esos pequeños detalles que marcan la diferencia entre un día y otro.
Así que recuerda: vive, llora, ríe, disfruta... pero sobre todo se feliz y vive tu propio sueño en vida.
Y si ahora dijera que no hace falta tanto... Pensaríais que estoy muy loca.
¿Qué ha pasado con los pequeños detalles? Una simple sonrisa de alguien a quien queremos, un abrazo de esos que te hacen sentir que todo tiene solución y que nada puede ir mal, una tarde con los amigos, escuchar tu canción favorita en la radio...
Siempre pensamos que la felicidad es algo inalcanzable y que todo es mentira. Siempre la andamos buscando sin darnos cuenta que la tenemos justo delante; está formada por todos esos pequeños detalles que día a día consiguen hacernos ver las cosas desde otra perspectiva, que nos provocan sonrisas en días nublados, que nos enseñan que hay motivos suficientes para seguir adelante a pesar de todas las circunstancias adversas que nos podamos encontrar a lo largo de nuestra vida.
Sonará a cursilada, pero si nos paramos a pensar y encontramos un ratito en el que reflexionar llegaremos a la misma conclusión. Y si no, probad. Una noche antes de acostaros repasad mentalmente el día, os daréis cuenta de que los pequeños detalles son los que han conseguido una sonrisa.
Por todo esto y más, pase lo que pase nunca pierdas la esperanza ni las ganas de vivir. Hay un millón de cosas por hacer en el mundo, muchas experiencias que aún quedan por vivir y, sobretodo, muchas sonrisas por sacar.
Decimos siempre que los sueños son solo eso, sueños; pero nosotros podemos vivir nuestra vida como si fuera un sueño o un sueño en vida. Tenemos que recordar que nunca estaremos solos si sacamos lo mejor de nosotros e intentamos vivir cada día como si fuera único e irrepetible. Hay que ser honestos, amables y cuidar de las personas que nos quieren ya sean familiares, amigos, pareja... Porque los mejores momentos son los que vivimos con ellos y esos pequeños detalles que marcan la diferencia entre un día y otro.
Así que recuerda: vive, llora, ríe, disfruta... pero sobre todo se feliz y vive tu propio sueño en vida.
