domingo, 17 de marzo de 2013

Siempre habrá alguien


-No te vayas…- susurró él- no lo he dicho de verdad…

La chica se paró y se volvió. Sus ojos reflejaban la impotencia que había estado sufriendo durante esos últimos meses.

-Ambos sabemos la verdad, no insistas… Podía haberte avisado y no haber dejado que acabaras así.

-Nadie tiene la culpa de que las cosas hayan acabado así.

-Parte de culpa sí que tengo. Eres mi amigo y mi deber como amiga es decirte la verdad aunque duela.

-Y lo hiciste, el estúpido fui yo por no confiar en ti y creerme sus palabras en vez de las tuyas. El amor te deja ciego…

La chica sonrió y se acercó a él. Le acarició la mejilla y recogió una lágrima fugitiva.

-Lo siento…

-No pasa nada. Siento no poder comprenderte tal y como debería.

-Haces más de lo que crees.

La chica se encogió de hombros y se sentó en el banco. El aire del otoño agitó las copas de los árboles y miles de hojas comenzaron a caer suavemente a su alrededor.

-Prométeme que nunca te irás- le pidió.

-No lo haré siempre y cuando quieras que me quede a tu lado- respondió ella.

-No sabes lo que duele…- dijo él mirando al suelo.

-Es cierto, no lo sé. Pero si esto ha ocurrido ha sido porque alguien mejor te esperaba ahí fuera, ¿no crees?

-¿Por qué eres así?

Ella lo miró y sonrió. Él pudo ver cómo era ella en realidad en ese instante.

-No me gusta verte llorar – señaló ella.

-Lo siento… - acertó a decir él.

-Prométeme que no llorarás más por alguien que no te merece.

-Lo prometo- dijo él sonriendo por primera vez en muchos meses.

Ambos se miraron y se fundieron en un cálido abrazo.


Zapatos incómodos

Hola, sé que hace mucho que no escribo, pero era necesario un tiempo para poder poner un poco en orden mi vida. Esta entrada es bastante p...