La vida está basada en las decisiones que tomamos, algunas mejores y otras peores pero al fin y al cabo son esas decisiones las que nos llevan a donde estamos ahora.
Yo hace tiempo tomé una decisión que no me resultó nada fácil y pensaba que era o blanco o negro; pero no siempre es así. Las decisiones no tienen porque abarcar el 100% de las posibilidades que se te plantean. Tú tomas lo mejor para ti y lo respetas pero no por ello ya las otras opciones tienen que estar descartadas, no todo en el mundo tiene solamente dos opciones.
Esa pequeña reflexión es la que me ha estado rondando la cabeza estos días al recordar esa decisión. Tuve que elegir entre dos personas más o menos y tenía claro por quién me iba a decantar porque en ese momento era lo mejor para mí pero no por ello a la otra persona la dejé abandonada a su suerte. Yo tenía muy claro lo que quería hacer, pero dicen que cuando pones las cosas que te ocurren con cada persona de tu entorno hay que evaluar si te aporta más cosas positivas que negativas. Así que eso hice.
Quizás esto sean palabras tontas, pero a veces tengo la sensación de que no estoy solo aquí para vivir la vida como una más. Porque en el mundo no hay nadie como yo ni como tú. Cada uno somos especiales a nuestra manera y hay gente que si que ve lo que realmente hay debajo de todas esas tinieblas y otras que lo califican negativamente porque no lo sienten.
Yo soy yo, tú eres tú y el resto es como debe ser. He aprendido mucho en este año, porque dentro de pocas semanas llega una fecha que me cambió la vida y que creo que no se me olvidará en lo que me queda de ella, y una de las cosas es que cada uno tenemos que asumir como somos y querernos como
tales porque debemos recordar que somos especiales.
Hablando con varias personas de mi entorno he llegado a la conclusión de que las redes sociales son una gran ayuda pero a la vez un gran arma con la que romper amistades y hacer daño; tenemos que ser capaces de manejarlo todo. Yo soy la primera que algunas veces las he usado para mandar indirectas (y no tanto), para hacerle ver al mundo que la vida me va genial (aunque no siempre lo sea)... Pero eso no sirve para nada y me he dado cuenta hoy. Yo escribo porque me gusta y me sirve de escape para expresarme; hay gente que canta, hace deporte... Yo sencillamente escribo.
Hoy en día la gente ya no se preocupa por arreglar las cosas que se estropean porque están siempre con el pensamiento de que ya llegará otra cosa y si, es cierto que llega porque lo que no está para una persona es por algo; pero a veces tienes algo que quieres con todas tus fuerzas pero no luchas por ello porque sino vas a ser "el bicho raro", la persona que cree en el princípe azul, en los cuentos de hadas...
La vida no viene con manual de instrucciones pero cada uno de nosotros debemos de saber que queremos y esforzarnos por conseguirlo.
Preguntémonos quienes somos y qué queremos, tomemos las decisiones lo mejor que sepamos en función de lo que es bueno para nosotros sin lastimar a los demás y a seguir viviendo porque cada lágrima es una sonrisa perdida.
Yo hace tiempo tomé una decisión que no me resultó nada fácil y pensaba que era o blanco o negro; pero no siempre es así. Las decisiones no tienen porque abarcar el 100% de las posibilidades que se te plantean. Tú tomas lo mejor para ti y lo respetas pero no por ello ya las otras opciones tienen que estar descartadas, no todo en el mundo tiene solamente dos opciones.
Esa pequeña reflexión es la que me ha estado rondando la cabeza estos días al recordar esa decisión. Tuve que elegir entre dos personas más o menos y tenía claro por quién me iba a decantar porque en ese momento era lo mejor para mí pero no por ello a la otra persona la dejé abandonada a su suerte. Yo tenía muy claro lo que quería hacer, pero dicen que cuando pones las cosas que te ocurren con cada persona de tu entorno hay que evaluar si te aporta más cosas positivas que negativas. Así que eso hice.
Quizás esto sean palabras tontas, pero a veces tengo la sensación de que no estoy solo aquí para vivir la vida como una más. Porque en el mundo no hay nadie como yo ni como tú. Cada uno somos especiales a nuestra manera y hay gente que si que ve lo que realmente hay debajo de todas esas tinieblas y otras que lo califican negativamente porque no lo sienten.
Yo soy yo, tú eres tú y el resto es como debe ser. He aprendido mucho en este año, porque dentro de pocas semanas llega una fecha que me cambió la vida y que creo que no se me olvidará en lo que me queda de ella, y una de las cosas es que cada uno tenemos que asumir como somos y querernos como
tales porque debemos recordar que somos especiales.
Hablando con varias personas de mi entorno he llegado a la conclusión de que las redes sociales son una gran ayuda pero a la vez un gran arma con la que romper amistades y hacer daño; tenemos que ser capaces de manejarlo todo. Yo soy la primera que algunas veces las he usado para mandar indirectas (y no tanto), para hacerle ver al mundo que la vida me va genial (aunque no siempre lo sea)... Pero eso no sirve para nada y me he dado cuenta hoy. Yo escribo porque me gusta y me sirve de escape para expresarme; hay gente que canta, hace deporte... Yo sencillamente escribo.
Hoy en día la gente ya no se preocupa por arreglar las cosas que se estropean porque están siempre con el pensamiento de que ya llegará otra cosa y si, es cierto que llega porque lo que no está para una persona es por algo; pero a veces tienes algo que quieres con todas tus fuerzas pero no luchas por ello porque sino vas a ser "el bicho raro", la persona que cree en el princípe azul, en los cuentos de hadas...
La vida no viene con manual de instrucciones pero cada uno de nosotros debemos de saber que queremos y esforzarnos por conseguirlo.
Preguntémonos quienes somos y qué queremos, tomemos las decisiones lo mejor que sepamos en función de lo que es bueno para nosotros sin lastimar a los demás y a seguir viviendo porque cada lágrima es una sonrisa perdida.
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