domingo, 6 de marzo de 2016

Día 2

Nunca nos contentamos con lo que tenemos y siempre aspiramos a tener más y más. No somos conscientes de lo afortunados que somos por tener la vida que tenemos. Ninguna es igual a otra y eso es lo que la hace especial y única.

Vivimos en una sociedad muy asfixiante, en la que todo hay que hacerlo deprisa y corriendo. Con la vista en el futuro sin ver lo que nos rodea día a día.

A veces necesitamos pararnos y ver dónde estamos, qué queremos y darlo todo.

Me dicen que soy una persona luchadora y a mí me cuesta verlo. Aún hay muchísimas cosas que no tengo claras y eso es un freno a la hora de tomar decisiones.
Supongo que he aprendido a luchar por lo que quiero. Quizás no tenga mucha cabeza en el sentido de que confío mucho en mi sexto sentido, en mis corazonadas y en lo que siento... soy persona de esquemas pero que se guía por sus presentimientos. A veces esto tiene sus cosas buenas y otras no son tan buenas.

La verdad es que me siento y me considero diferente, quizás no sólo por los aspectos típicos a los que estamos acostumbrados tales como salir de fiesta, emborracharse, ir al cine el día del espectador... Yo hablo de cosas que no a todos los jóvenes les gusta, como por ejemplo ir un domingo a la playa únicamente a contemplar el mar, a un museo porque resulta que es gratis e intentar descifrar lo que nos quiere transmitir el autor sin necesidad de leer el cartel informativo que hay al lado. Hago referencia a esa clase de cosas que las tenemos tan interiorizadas que a veces ni las disfrutamos porque estamos pendientes de lo que vendrá después, del autobús que se te va, del metro, del tráfico...

Es una pena que a veces nos dejemos absorber de tal manera que perdemos lo verdaderamente importante. Sencillamente ocurre sin darte cuenta y únicamente eres capaz de verlo cuando sientes que te falta el aire, que hay algo que no va bien. Es en ese preciso instante cuando descubres que has sido absorbido irremediablemente por lo cotidiano.

¿Alguna vez te has parado a observar un árbol? No exteriormente, sino de lo que siente o de lo que tú crees que sientes porque a fin de cuentas es todo subjetivo y está sujeto a nuestra perspectiva que puede o no coincidir con la de la persona que tenemos al lado. No me preguntes que he visto yo en un árbol porque aún estoy empezando a verlo y puede que sea fácil pero yo todavía estoy intentando ser capaz de ver más allá de mis esquemas.

Un buen amigo me dijo una vez que yo era una persona muy pura, como un diamante en bruto. La verdad es que es algo que me gustaría que me definiera, quién sabe quizás me ayude a aceptarme mejor tal y como soy.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Zapatos incómodos

Hola, sé que hace mucho que no escribo, pero era necesario un tiempo para poder poner un poco en orden mi vida. Esta entrada es bastante p...