Quizás no debería rayarme tanto o quizás sí. La cuestión es que en determinadas ocasiones hay que plantearse las cosas porque una decisión puede marcarte para un largo tiempo. Tenemos derecho a equivocarnos, pero a veces eso nos aterra más que ninguna otra cosa.
No sabemos que nos depara el futuro hasta que ese futuro se convierte en nuestro presente y hay que afrontarlo sí o sí. Y quizás me esté equivocando ya que puede salir genial o ser un absoluto fracaso. Y me da miedo, aunque supongo que ese es uno de los sentimientos mas humanos que podemos sentir, ese miedo a lo desconocido y al qué pasará.
Quizás me esté precipitando o como bien me dicen sea lo suficientemente madura como para afrontarlo porque a fin de cuentas ya no me pilla de novata y puede que me venga bien para el próximo año si decido marcharme; así a ver si cojo un poco más de fuerza y no me callo tanto las cosas. Por ese lado me puede venir muy bien. Pero por otro lado... ¿y si sale mal? ¿y si resulta que es peor el remedio que la enfermedad?
Estoy llena de dudas... Puede ser que también le esté dando muchas vueltas pero soy de esa clase de personas que una vez que deciden algo no se echan hacia atrás por eso prefiero pensarlo y asumir todas las consecuencias a no pensarlo y luego estar arrepintiéndome toda la vida. Aunque también está eso de "si escogiste esa opción en ese momento fue porque la consideraste la mejor y tus motivos tendrías". Arrepiéntete de lo que has hecho y no de aquello que no has hecho.
En estos casos supongo que lo mejor es que el tiempo nos enseñe el valor de las decisiones.
No sabemos que nos depara el futuro hasta que ese futuro se convierte en nuestro presente y hay que afrontarlo sí o sí. Y quizás me esté equivocando ya que puede salir genial o ser un absoluto fracaso. Y me da miedo, aunque supongo que ese es uno de los sentimientos mas humanos que podemos sentir, ese miedo a lo desconocido y al qué pasará.
Quizás me esté precipitando o como bien me dicen sea lo suficientemente madura como para afrontarlo porque a fin de cuentas ya no me pilla de novata y puede que me venga bien para el próximo año si decido marcharme; así a ver si cojo un poco más de fuerza y no me callo tanto las cosas. Por ese lado me puede venir muy bien. Pero por otro lado... ¿y si sale mal? ¿y si resulta que es peor el remedio que la enfermedad?
Estoy llena de dudas... Puede ser que también le esté dando muchas vueltas pero soy de esa clase de personas que una vez que deciden algo no se echan hacia atrás por eso prefiero pensarlo y asumir todas las consecuencias a no pensarlo y luego estar arrepintiéndome toda la vida. Aunque también está eso de "si escogiste esa opción en ese momento fue porque la consideraste la mejor y tus motivos tendrías". Arrepiéntete de lo que has hecho y no de aquello que no has hecho.
En estos casos supongo que lo mejor es que el tiempo nos enseñe el valor de las decisiones.
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